Mamita que estás emprendiendo permíteme contarte una historia. Cuando una emprendedora se levanta el camino se hace difícil. Cuando una emprendedora se levanta y es mamita el camino se hace mucho más difícil. Los retos se vuelven mucho más grandes cuando de ti depende su bienestar emocional, académico y económico.
Habrá momentos en los que te sientas perdida, en que pierdas la fuerza y piensas que ya no puedes más. Habrá momentos de muchas dudas y te cuestionarás una y mil veces si eres suficiente y si lo estás haciendo bien. Habrá momentos donde las lágrimas sean cómplices del dolor que guardas dentro, y que a veces callas.
Pondrán en tela de juicio tu emprendimiento. Y en ocasiones llegarán esas veces que sientes que debes elegir entre tus sueños o tus grandes amores. Habrá momentos en que personas que no conocen tu historia te juzgarán y hablarán en voces baja sobre tus decisiones.
Pero hoy quiero decirte mamita que me lees; que vas bien, es de guerreras cuidar con amor a tus
hijos y a la misma vez librar la más fuerte batalla por tus sueños. No pasa nada si te sientes cansada y esas lágrimas que derramas no están vacías, ni son perdidas. El dolor físico y el agotamiento de tu cuerpo pasaran. El cansancio de tus ojos, por esas noches que no duermes trabajando en silencio, a veces con una pequeña taza de café en tus manos, esperando atender a tu pequeñ@ que te llama en la madrugada también pasarán algún día. Esas puertas que te cierran algunos prospectos por verte cansada y con tu pequeño en brazos, se abrirán por decenas, si persistes.
Tal vez seamos solo las madres las que entendemos cuánto se lucha por hacer tanto y hacerlo bien. No desesperes mamá. No olvides tomar a tu pequeñ@ en brazos y darle los más dulces besos, aun cuando tu día no rindiera frutos. No olvides sentarte en el suelo y tomar una hoja en blanco y dibujar juntos, no olvides levantarte todas esas noches con amor y sin reproches y cantarles, arrullarlos en tus brazos y susurrar un te amo. No lo olvides mamá. Porque precisamente esos momentos te llenarán de fuerza, de coraje y alegría una y mil veces para que nunca te rindas. Ellos te mirarán con amor y entenderás que puedes lograrlo. Ellos te prepararán para ser la guerrera más fuerte que jamás haya existido. Ellos serán tu motor; porque solo ellos ya saben que tienes una fuerza inagotable e insuperable dentro de ti y han llegado a tu vida para que la
puedas encontrar.
Porque en algún momento entendí; que no solo somos sus ángeles, sino que son ellos los ángeles
que Dios nos regaló para enseñarnos las virtudes que guardamos dentro.
Hoy te digo con mucho amor; porque yo estuve ahí, en todos esos momentos que probaron mi fe y mi fortaleza y mi amor por ella. Mi amada Amanda fue el motor que impulsó mi corazón a ser la mujer que soy hoy y la emprendedora capaz de darlo todo por un sueño. Hoy soy imparable. Nada me detiene y verla feliz me hace la mamita mas afortunada del mundo.
Lloré muchísimo, sentí tocar fondo muchas veces. Pero supe que quería convertirme en el mayor modelo a seguir que Amanda pudiera tener. Sí, es verdad que me falta camino por recorrer, pero estoy junto a ella construyendo mis sueños paso a paso con mucha fe, persistencia, sin prisa, pero muy segura de que lo lograremos juntas.
¡Te deseo mucho éxito y si en algo puedo ayudarte aquí estaré!
Bendiciones y sobre todo calma.
María A. Ortiz Tu mentora de negocio